página principalperfilseguir
Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
El cielo se ha abierto, me ha dejado ver el sol.
El viento me ha ayudado a planear sobre la ciudad, las risotadas a sonreír, a compartir, a retroceder un poco en el tiempo y quedarme ahí, reviviendo ese cálido afecto que emitían esas personas largas y esas otras cortas que sin cuestionamiento alguno aceptaban lo inerte de mi boca.
Los días me han estado reclamando algo, el afecto de alguien más, el de una mentalidad un poco retorcida que decidió irse por el camino del pensamiento pero que por estos días ha vuelto desestimando un poco la vida con la que se encontró por allá a pesar de que su corazón permanecía a su lado. Me reclaman su histeria, sus ojos, sus diastemas y su piel morena.
Me reclama a alguien con la cual podía compartir pensamientos sucios, patadas, hojas de afeitar, comidas instantáneas, mordidas de perros y muertes inesperadas...

El momento la reclama y a futuro la siento indispensable, algo dice, está diciendo... y lo escucho fuerte y claro.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el domingo, 16 de agosto de 2015 a las 3:51 p.m.
Entradas recientes | Revelaciones de un Añil | Entradas antiguas