Mi cuerpo reclama euforia, adrenalina; reclama una situación en que mi capacidad física llegue a su límite.
Los siento cerca, están atacando con más fuerza y lo detesto.
...pero estoy confiada, mis escudos ahora son inquebrantables.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el miércoles, 10 de septiembre de 2014 a las 12:02 a.m.