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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
Mi cuerpo se contrajo y luego relajó en un lapso de 48 centésimas de segundo.
... a causa de él.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el sábado, 13 de septiembre de 2014 a las 9:37 p.m.
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