Tendida en el abismo del universo que se ha abierto a mis sentidos en dónde el único sonido que oigo es el de mi tosca respiración que de a poco se torna pasiva.
Frente a mis ojos, le ha sido otorgada la vida a una cantidad de visiones, alguna de ellas ya ocurridas y otras que nunca sucederán; por lo menos no aquí.
Me he desprendido del tiempo y de los miedos que ello conlleva.
No fui hecha a máquina, fui hecha a mano y de greda.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el domingo, 3 de agosto de 2014 a las 6:31 p.m.