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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
Justo ahora me encuentro en el techo junto a los gatos albinos jugando con la dirección del viento.
Desde aquí logro ver los departamentos en los que solía vivir antes, intento recordar cosas relevantes, pero nada. Sólo veo bocas susurrando cosas que no logro entender y globos con diseños únicos.
Quisiera poder tomar mi bicicleta, ir al cerro y pasar lo que queda del día subiéndolo, pero es peligroso.

El cielo está calmo a pesar de las fuertes y proyectadas oleadas de viento, supongo que es cierto, nada es más fuerte que su voluntad. Las nubes son de color perla con un ligero tono amarillo pastel alrededor del sol. Hay señales en éstas, lo que me indica que más gente de lo habitual se ha marchado hoy.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el domingo, 27 de octubre de 2013 a las 7:00 p.m.
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