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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
NO PUEDO DEJAR DE ESCRIBIR CON MAYÚSCULAS, LA EUFORIA ME LO IMPIDE.
PERO YA CREO...

... que me calmé.

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Publicado por Revelaciones de un añil opaco el lunes, 25 de marzo de 2013 a las 12:36 a.m.
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