A veces la realidad me golpea tan fuerte que me hace sentir minúscula ante una sociedad abrumante y manipuladora.
A pesar de estar rodeada de gente llena de amabilidad y buena voluntad sigo sintiendo la soledad y amargura de no recibir la ayuda que pocas veces pido (pero que por dentro ruego todo el tiempo). Mi desconfianza hacia las personas y la insistencia de hacer todo por mi cuenta porque nadie lo hará mejor que yo se generó desde que era pequeña, por todas esas veces que mi madre me falló en cosas tan sencillas como pasar una tarde conmigo jugando, viendo películas que escogía especialmente para su goce, pidiéndole ayuda con cosas vanales en las que se molestaba muy poco en resolverlas para mí dejándolas a medias, planeando salidas a comer a las que prefería excusarse por dormir una siesta innecesaria. En casa nunca se nos dio la oportunidad a mi hermano y a mí de soltar lo que llevábamos dentro, de desahogarnos y llorar por cosas absurdas en la calidez de un pecho con más años que el nuestro, convirtiendo ese hecho tan normal en la vida de un niño-adolescente en motivo de vergüenza, por lo que nos limitamos desde entonces a encerrarnos en nuestras piezas luego de la once en familia con diálogos corteses y de poca duración. Ahora que lo pienso me hizo falta aquello para poder expresarme debidamente y no demorarme más de una hora -como lo hago ahora- en plasmar aquí lo que logro rescatar del tornado de pensamientos que destruye el mundo en mi cabeza que cada vez se haya más pegada a mi espina dorsal.
Las cosas por momentos se tornar en un sentido tan esperanzador y de ''todo está yendo como quieres'', pero aún sin quererlo uno de los tantos latidos que da mi corazón durante el día se toma su tiempo para bombear la sangre amarga de que no me siento parte de nada de lo que este mundo tiene para ofrecerme. Hay algo extraño conmigo que no puedo explicar porque ni siquiera yo lo entiendo, pero siento como si hubiese llegado aquí por un mal cálculo de tiempo; debiese existir hace muchos años atrás o tal vez en muchos años futuros. Siempre me hallo a la espera de que vengan a por mí... ¿quién?: no tengo la más mínima idea.Publicado por Revelaciones de un añil opaco el domingo, 6 de diciembre de 2015 a las 1:45 a.m.