La muerte al parecer trae consigo una liberación inexplicable. Me siento realizada (de no-realización) y tengo los ánimos de un caballo silvestre.
Hoy me acordé de mi profesor preferido, el de sonrisa reluciente, el de piel morena, el de sangre potente. El sólo hecho de recordar aquella vez que me llamó por cierto altercado y conversamos me hace sonrojar de una manera hueon... ''le tengo afecto porque usted es distinta, se distingue entre las demás por su adorable modestia''.
A los 20, aunque requiera de todo el esfuerzo del mundo lo voy a buscar, encontrar y dejármelo.Publicado por Revelaciones de un añil opaco el jueves, 6 de marzo de 2014 a las 10:41 p.m.