Anoche me dí cuenta de algo.
Mis buenas amistades siempre comienzan con odio y terminan con amor absoluto. Cuando llegué como nueva al colegio tuve que compartir con una niña que detesté, ¿las razones?, no habían, ella también lo hacía. Nos molestábamos, nos decíamos pesadeces e incluso nos dábamos empujones, hasta que un día -no sé porqué- nos sentaron una al lado de la otra durante las clases. No recuerdo cuándo ni cómo, pero de la nada entablamos una amistad donde la confianza se rebalsa del vaso, donde el silencio no resulta incómodo.
Lo mismo pasó el siguiente año con una niña que recién se había integrado al curso, la sentaron frente a mí y no sé si fue su facha o actitud que me hacía refunfuñar casi toda la hora. Compartía de todas formas con ella al igual que con la primera porque teníamos amigos en común y durante esos ratos me dedicaba a molestarla ''en broma'' (sí, a veces suelo ser un poco antipática) hasta que hubo un día en el que, ya harta de que la leseara, se largo a llorar. Le pedí perdón y bla, bla, bla... y ahora resulta que las tres somos inseparables. Mis colores visibles suelo decirles.
EN CAMBIO, todas las relaciones amorosas en las que me he involucrado comienzan con amor absoluto y terminan con odio. La primera vez -que fue durante mi época de ''descubrimiento sexual''-, me involucré con una niña que adoraba, pero que con el tiempo terminé odiando a tal punto que la evitaba a toda costa. Además fue justo el momento en el que estuve con ella cuando mi descubrimiento daba por terminado. Le dí fin a la relación con el discurso de que me había dado cuenta de que en realidad me gustaban los hombres, etc, etc... y como solía topármela todos los días, ese odio nos conllevó a la amistad.
Y se repitió la historia con la segunda y primera relación heterosexual, aunque a éste no lo adoraba, pero como dicen por ahí ''el que sigue la consigue'' así que terminó por gustarme de todas formas. Después de un tiempito, el hueoncito se puso ahueonaíto y por hueon, agarré mis maletas y me fui, metafóricamente hablando. Al culiao no lo vi más y espero no verlo por los siglos de los siglos, amén, amén. (que joven y alocada...)Publicado por Revelaciones de un añil opaco el jueves, 9 de enero de 2014 a las 6:52 p.m.