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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
Hoy, en una de mis terapias psicológicas internas, conversando conmigo misma, muchas cosas salieron a flote (las cuales tendré que trabajar)

El resentimiento que tengo hacia mi madre, se debe única y exclusivamente a que nunca -desde que tengo uso de razón- me ha brindado apoyo emocional. Aunque bueno, mi padre tampoco, pero se supone que las madres siempre son las que saben todo sobre sus hijos y sentimentalismos.
Los de mi familia dirán: ''cómo que no, no te falta nada, te deja hacer de todo, eres habladora.'', pero ellos mismo lo ratifican con el ''no te falta nada'', lo que se traduce como algo material, tangible, y con el ''te deja hacer de todo'', como algo más bien social (salidas con amigos, fiestas, etc.)
Madre no es sólo la que brinda apoyo económico y social. Es más, yo creo que lo es más aquella que sólo tiene para darles a sus hijos amor. Dicen por ahí que los perros no se valen sólo de amor. Hay que darles comida también, pero el perro sin importar que no tengas para darle de comer será feliz, porque compartes con él y se siente querido. ¿Entienden a lo que quiero llegar?. Es algo así como los casos de esos niños ricos que tienen de todo menos unos padres presentes, llevándolos algunas veces al suicidio, a convertirse en personas con conductas destructivas, adictas al peligro, a la adrenalina y muchas cosas más para llenar ese vacío del que no son absolutamente conscientes de su provenir.

Mi mamá, si alguien le preguntase cosas sobre mi vida, estoy segura que respondería la mitad de ellas. Es como si no le interesara en absoluto. Por lo menos mi papá conoce mis gustos y parte de mis ideales, sabe que me gusta escribir, etcetera, etcetera. Ella ni eso.

Igual la quiero, pero la mayor parte del tiempo la odio (de ese tipo de odio que no va en serio)
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el martes, 10 de diciembre de 2013 a las 1:25 a.m.
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