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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
Dieciséis finales

Este es mi último testamento antes de cumplir diecisiete años. Diecisiete putos años...

Nunca me había tomado tan a pecho este tipo de evento biológico. Será porque cada día el adulto que seré a futuro, está más próximo a secuestrar a la niña inocente, caprichosa y especial que fui y que soy.

Si pudiese, detendría el tiempo ahora mismo...

Espero esta vez las cosas tomen un rumbo distinto.
Ahora que me he descubierto como Ser entre seres, se me ha aclarado la película. Mis cosas de "loca" nunca fueron producto de mi imaginación, tampoco coincidencia. Él lo dio a entender, él me lo explicó todo, volcó el baúl lleno de recuerdos a modo de enseñarme pruebas concretas de que estaba en lo cierto. Un día antes de mi cumpleaños... Lo tomo algo así como regalo adelantado.

Gracias, es el mejor regalo que se me pudo haber dado.

Publicado por Revelaciones de un añil opaco el viernes, 13 de septiembre de 2013 a las 11:54 p.m.
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