Ahora comprendo el cero apego que tengo con mi familia, mi agresividad, mi constante frustración e inconformismo. Soy el derivado de un añil, un ser de luz que ha sido opacado por sus concebidores.
Si no se sabe tratar a alguien de mi clase, éste se arraiga en lo más profundo de sí mismo. El supuesto amor que debo mantener con vida en la tierra, se convierte en un odio profundo hasta llegada la muerte. Tendemos a la destrucción ajena y propia. Sobretodo propia, producto del empeño que la sociedad ha puesto para echarnos fuera de su imperio y así no pueda ser tocado.
Pero bueno, menos mal que me he dado cuenta a tiempo. De no ser así, quizá en qué situación me encontraría en estos momentos.Publicado por Revelaciones de un añil opaco el sábado, 31 de agosto de 2013 a las 9:42 p.m.