Me entristece enormemente que alguien tan bueno se fije en alguien como yo.
¿Por qué?, siempre me pregunto. He intentado de todas las formas posibles hacerle saber que no soy para él, ni él para mi, pero al parecer no logra entenderlo, o no lo quiere entender. Soy demasiado caprichosa e inestable en todos los sentidos y de ninguna manera me gustaría tenerlo tras de mi con la cabeza gacha a mi merced. No quiero decepcionarlo más de lo que ya lo he hecho. Aún así no puedo evitar revolotear alrededor de él y picar como un zancudo molesto, porque lo quiero, lo amo, lo adoro, pero preferiría que todo quedase así como está. No soy buena en las relaciones y no me llevo bien con las mamonerías.
Quisiera decirle todo esto a la cara, pero cuando lo tengo frente a mí el valor se esfuma. Y no se trata de ser cobarde, se trata de que por primera vez en la vida me he puesto en el lugar del otro y he logrado entender que si dichas palabras salen de mi boca la vida de éste quedaría dividida en un antes y un después.
A veces la ilusión es la mejor opción para los corazones de piedra.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el lunes, 29 de julio de 2013 a las 9:51 p.m.