Han pasado apenas dos semanas y el espejo ya está roto, no creo que las cosas se solucionen comprando otro, tampoco lo quiero.
Dentro de mí, existe una rabia que carece de procedencia, la cual busca desesperadamente a alguien con quien desahogarse. Nadie quiere consolarla y nadie ha podido hacerlo hasta el momento, por ende, suele perder el control atacando de forma errónea a las personas equivocadas, y no puedo hacer nada. Hace tiempo perdí el control sobre ella y nunca he podido predecir su actuar, ni apaciguar su gigantesca llama a base de carbón, odio y venganza.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el jueves, 16 de mayo de 2013 a las 11:01 p.m.