... Ahora que lo noto, la vida se me ha ido de las manos por ser cómplice de la pereza, la tecnología y la agonía de amores no correspondidos.
Siento que de pronto me han puesto una pistola en la cabeza, obligando a que declare todos mis actos, y me hallo en problemas, porque no los hay, no tengo nada que decir. Absolutamente nada. Mis actos son irrelevantes y rutinarios, nada fuera de lo común como me gustaría que fuese.
...una lástima.
Por más que lo intente, no he podido atrapar las riendas que, accidentalmente, cayeron por el balcón, enredándose de paso en los tendederos inhabilitados de la gente que me rodea; suelo inclinarme todas las noches y todas las mañanas para cogerlas, pero temo que si lo sigo haciendo, terminaré siendo partícipe de la caída estrepitosa que éstas lograron detener a tiempo.
Y eso mismo debería hacer yo... Aunque no sé cómo . ¿Cómo?, si siquiera sé en qué emplear mi tiempo.
Etiquetas: dieciséis, hombre, luna, mujer, rallen, vano
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el jueves, 18 de abril de 2013 a las 10:27 p.m.