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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.

Júpiter está de visita, fuera, en la esquina de mi ventana. Los faroles de la carretera a pesar de proyectar una luz encandilante no son capaces de hacer del planeta algo miserable, todo lo contrario.
¿Será júpiter o una simple estrella?, no lo sé, pero da con mi pecho, ha ofuscado la oscuridad y llenado mi corazón con destellos púrpura y colores incandescentes.

Publicado por Revelaciones de un añil opaco el martes, 17 de febrero de 2015 a las 12:20 a.m.
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