A pesar de tener un corazón de piedra, impenetrable, hoy el agua se ha colado entre sus fisuras provocando un quiebre. Como de costumbre, hice como si nada hubiese pasado, como que mis ojos no vieron, como que mis sentimientos no fueron realmente verdaderos; pero lo fueron, porque de lo contrario no estaría arrastrando mi alma por el suelo.
Así como llegó, se fue.
(y de la manera más dolorosa y cruel posible.)
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el viernes, 10 de octubre de 2014 a las 12:50 a.m.