Soy de esas personas que, al estropearse algo, lo repara.
Es la caza que más tiempo me ha tomado. He observado y perseguido con sigilo a mi objetivo durante meses aguardando el momento preciso para entrar en acción, pero al parecer ese momento está perdido... o quizá extinguido. ¿Cuántas oportunidades de alimentarme he desperdiciado por un caso perdido que desde el principio supe lo era?, muchas. Al primer desperfecto debí haber seguido otro camino, pero siempre existió la vaga idea de que aquella presa podía ser mía.
He estado de rodillas un centenar de días rehusándome a la derrota; ya es hora de aceptarla y ponerme de pie para enfrentarla, combatirla y derrotarla. Habrán muchas más cazas interesantes que se llegarán a concretar. Por ahora, no queda más que atender al desvalido producto de la guerra [una señal, sigue palpitando]Publicado por Revelaciones de un añil opaco el lunes, 14 de julio de 2014 a las 3:26 a.m.