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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
Desde que soy consciente de la capacidad que como ser humano tengo sobre el plano real y dimensional, me he esforzado por abrir mi mente que yace enclaustrada por motivos que desconozco. He conseguido dar con los pasos exactos que me han llevado al final del laberinto, pero para salir de éste, necesito cruzar una puerta que tiene candado... y la llave del candado se ha extraviado.
Me ha llevado años buscarla, por más vueltas que doy al laberinto más imposible me resulta encontrarla, me hace burla, estoy segura que sé donde hallarla pero me encuentro en medio de una ceguera hija de las mil putas que no me permite relacionar las cosas. Termino por volver a donde la puerta y consumida por la frustración comienzo a girar y a girar el pomo, ésta se zamarrea, haciendo que a la vez mis sesos se zamarreen con ella.

Las puntadas, los mareos y los dolores de cabeza no me los quita nadie.  


*aunque lo presiento, cada vez estoy más cerca de cruzar hacia el otro lado*
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el miércoles, 16 de abril de 2014 a las 12:31 a.m.
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