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Las horas transcurren como si nada, haciendo caso omiso a las súplicas de una adolescente que busca desesperadamente retornar a sus tiempos.
Capítulo uno: revelaciones poco claras.
Primera parte:
¿Se deberá mi tardía promiscuidad a que nunca vi películas de Disney?

Segunda parte:
Somos parte de un trance colectivo. ¡y cuidado con dejar pasar tus horas de sueño! cualquiera puede beneficiarse de eso, moviéndote por los distintos cuadros del tablero con el fin de lograr un objetivo -no confíes en lucifer, no te fíes de lucifer-. Tómate tu tiempo, haz una cosa a la vez. Dedícate a escuchar, luego a hablar. Presta atención a tu cerebro en el momento en que te pones de pie y capta todas esas descargas eléctricas que le dan movilidad a tu cuerpo que yacía inerte. El movimiento existe gracias a un insignificante pensamiento, ¡el universo fue creado por un pensamiento!, el pensamiento viene de un cerebro en funcionamiento, por lo que el alma está en la coronilla y no en el centro del cuerpo, ¡Así que por favor lucha contra todo aquello que quiera llegar al interior de tu cabeza!, ¡manipulará tus descargas, arruinará tu vivencia terrenal y de paso también la espiritual!.

Tercera parte:
Adivina el personaje: 
Es una clara representación de las personas hoy en día que conspiran contra sus semejantes y propias familias tras la apoderación de una huea X, que a la vez también son manipuladas por una huea Y, etc, etc. En las películas, comen cerebros, en la vida real, también, pero de una forma no literal. Te acondicionan de tal manera que luego, de forma repentina, pierdes la voluntad y actúas según el propósito que te haya sido asignado. 

¿ ............... ?

Cuarta parte:
¿Es posible la coexistencia entre la segunda y tercera parte?

Publicado por Revelaciones de un añil opaco el miércoles, 26 de febrero de 2014 a las 2:53 a.m.
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