Recuerdo que mi mejor momento sin duda alguna fue para uno de mis cumpleaños. Fue en un parque después de la escuela rodeada de extraños y gente que creía conocer.
Algunos estaban curados, otros volados y estaba yo, en medio de todos mientras los escuchaba cantar para mí un feliz cumpleaños. Recuerdo que solía gustarme eso de permanecer en el anonimato. Nadie sabía mi nombre ni cuántos años cumplía, sólo sabían que ese día los cumplía. Y si se dan cuenta... es una memoria sumamente penosa; con puesta en escena, pero totalmente vacía.Publicado por Revelaciones de un añil opaco el martes, 21 de enero de 2014 a las 7:19 p.m.