Hoy a la salida del colegio, después del rutinario cigarro consumido, caminé con mis colores visibles, Estefani y Loreto, hacia las jardineras con la risa estruendosa irrumpiendo la calma de los demás. Nos sentamos y pasado el momento noté que una persona me observaba a distancia. Le mantuve la mirada y muchas emociones me inundaron de un momento a otro.
Iba en bicicleta, y la bicicleta era azul.
Giró su cara y le vi de perfil... con eso me bastó. Era él, era él, era él. ¡ERA ÉL!. Pero para cuando me había dado cuenta, ya había cruzado la calle y se había perdido entre la gente.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el miércoles, 9 de octubre de 2013 a las 11:21 p.m.