Hoy me siento bien, me siento conforme a pesar de que mi padre no me haya dejado salir. Supongo que toda esta ligereza se debe a que corté con todo vínculo amoroso. Ya no hay presión, me saqué de encima esa incómoda y rutinaria obligación a la que él me sometía. Lo creía necesario para llevar a cabo una relación, pero me dí cuenta de que uno no se debe detener por no dañar a los demás, y la verdad es que no lo siento, por muy egoísta que suene.
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el domingo, 9 de junio de 2013 a las 1:54 a.m.