Hay días en que lo detesto, pero hay otros donde lo quiero de una forma... hoy es uno de esos días.
Lo quiero acá, conmigo, ahora, abrazados bajo las sábanas, escuchándole decir cursilerías, dejándole acariciar mi pierna, mi cintura, mis caderas... Publicado por Revelaciones de un añil opaco el jueves, 30 de mayo de 2013 a las 2:16 a.m.