Si las cosas hubiesen sido distintas, seguramente estaría en la pérdida total, esa misma en la que estoy sometida ahora, pero inconsciente. Mil veces peor.
Por lo mismo, me siento absolutamente afortunada de haber nacido en una familia a la antigua, con oído de dioses y ojos de artista.
Agradezco el día en que mi madre decidió quedarse con mi padre para el resto de su vida de forma simbólica. Él me ha enseñado muchas cosas que probablemente ahora se encuentren en extinción. Me enseñó a ver la vida de otra forma y a escucharla atenta. Agregó mucho matiz a su crianza, que no hay forma de que la soledad me consuma por completo. Me introdujo en una armadura en el momento en que nací para que esa oscuridad, que notó, rondaría por mis aposentos en algún momento, no atacara hasta darme la muerte.Etiquetas: agradecida, amor, armonía, en paz, familia, feliz, ligereza, papá
Publicado por Revelaciones de un añil opaco el viernes, 22 de marzo de 2013 a las 5:06 p.m.